Si al igual que yo tenés un día para conocer la ciudad de México, acá te aconsejo que lugares visitar y cómo sacarle el máximo provecho a esta tu parada de 24 hrs.
Desde que llegás al aeropuerto Internacional Benito Juarez comenzás a absorber la esencia de esta ciudad, una ciudad colorida en constante movimiento, alegre, con gente cordial y bulliciosa. Si sos amante de la gastronomía es imposible no pensar en todo lo que México tiene para ofrecer, yo desde que bajaba de ese avión, contaba las horas para probar distintos tipos de tacos y las famosas tortas de jamón (que ya sé que es un sándwich común y corriente pero me emocionaba el hecho de comer las tortas mexicanas).
Empezá tu día por el centro histórico de DF donde te vas a topar con el hermoso Palacio de Bellas Artes Inaugurado en 1934 y declarado monumento artístico por la Unesco. En su interior podés descubrir la máxima expresión de la cultura mexicana y está abierta de Martes a Domingo de 10:00 a 18:00 horas, tiene un costo de $65.00 pesos mexicanos la entrada y si querés hacer uso de tus cámaras en el interior tiene un costo adicional de $30 pesos.
Seguí tu camino y que tu segunda parada sea El Zócalo, una plaza que mide 240 metros de ancho y 240 metros de largo, lo que da una superficie de casi seis hectáreas!! Si 6 hectáreas, donde ves una bandera gigante Mexicana que se ondea con el viento, alrededor de esta plaza se encuentra el Palacio Nacional, el Edificio de Gobierno, el Museo del Templo Mayor y la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México que personalmente me impactó en su interior, realmente vale la pena visitarla y empaparse de las historias que tiene en su interior, pagá una visita guiada que te cuente todo, no es cara y te vas empapado de historias.
Si ya es hora de almorzar, hay varios restaurantes alrededor donde podés disfrutar de las exquisiteces que te ofrece México y su cocina, no tengo el nombre de algún restaurante para recomendar ya que ni recuerdo el nombre del hambre que tenía, pero te aconsejo que pidas el especial de la casa; conocer y probar nuevos sabores es algo que jamás te vas a arrepentir, eso sí cuando te digan que algo no es picante probalo primero para cerciorarte, por que lo más seguro es que sí sea y mucho.
Para comenzar la tarde nos fuimos en camino a la famosa Basílica de Guadalupe que cada año recibe entre 17 y 20 millones de visitantes, y esta vez me tocaba ser parte, desde que supe que iba a México solo pensaba en llegar a este lugar y encontrarme con semejante milagro y poderlo ver con mis propios ojos, realmente me cuesta describir la emoción y felicidad que sentí en este lugar, estaba delante del milagro más grande de la Virgen María, los creyentes van a entender mi emoción y los no creyentes igual no pueden irse de México sin visitar uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad que alberga millones de historias con finales felices.
Para terminar la noche como última parada escogimos la famosa Plaza Garibaldi, algunas personas nos dijeron que tuviésemos cuidado porque a veces era peligroso, con cuidado entramos a un Bar Restaurant donde sin pagar entrada disfrutamos de un espectáculo increíble donde había un grupo musical mexicano al vivo, bailes folclóricos, imitadores de Juan Gabriel y otros artistas, hasta una riña de gallos al mero estilo mexicano, déjenme decirles que fue uno de los lugares en el que más disfruté, me divertí y logré sentir que estaba en México, ese México que ves en las novelas y películas, ese México con Mariachis en las calles y gente divertida bailando y coreando cada canción.
